Desvaríos
Un espacio en donde se practica la literatura como el más inofensivo exorcismo contra el aburrimiento y como impermeabilizante contra las goteras de la memoria.
viernes, 25 de noviembre de 2016
domingo, 14 de junio de 2009
Nada es nuevo o eterno
Por eso, lo importante no es lo importante, lo que debe pasar, sino aquello que no lo es, eso que por su pequeñez ha burlado al guardián de lo previsible y aporta el sabor distinto que crea la ilusión de novedad. Sin los detalles pequeños, lo grande no lo sería.
Se que mi historia no es nueva, que he muerto ya muchas veces sin haber resucitado ni a los 3 días ni nunca, que la próxima vez no será importante ni siquiera para mi. Reedito todo lo vivido por mi paradójica especie. Los amores entre Romeo y Julieta, César y Cleopatra, Tristán e Isolda, o los amantes de Teruel, entre millones, desfilan dentro mío en presunta primera persona. Pero también el hedonismo insatisfecho de Lord Henry, el amigo de Dorian Grey, junto con el ascetismo, también insatisfecho, de Buda o Pedro Compostelano. La angustia de Malthus empujando los extravíos de Hitler. Todo esto metido en la coctelera en perfecta incoherencia o en imperfecta consecuencia.
Como solo somos cajas de resonancia temporales a códigos permanentes, somos también muy prescindibles. La viuda que llora inconsolable, es solo un fotograma en la película no tan infeliz de la viudez que empieza. Somos tan pasajeros como una cerilla que ilumina una habitación, la mayoría de veces iluminada mejor por otras fuentes. Tal vez un conjunto de conejillos de indias utilizados para probar teorías exóticas o solo imaginaciones pervertidas de un Dios afiebrado.
jueves, 4 de junio de 2009
Fe oportuna
Me gustaría que Dios exista
pero no para adorarle
sino para pedirle cuentas
con el legítimo derecho de no haber pedido ser creado
ni haber dado los detalles de mi entorno.
Me gustaría poder hablar con él.
Le preguntaría porque nuestra capacidad de desear está más desarrollada que nuestra capacidad de conseguir.
Le preguntaría porque hemos sido programados para amar si a la vez no podemos preservar.
Le preguntaría porqué la botella está más vacía que llena, no importa si la vemos desde el lado pesimista u optimista.
Le preguntaría porque nos dio un libre albedrío encadenado y prisionero.
Le preguntaría porque a veces somos más primitivos que los cromagnon y nearthdental.
Le preguntaría porque no se hacen elecciones para tomar turnos en el poder celestial.
Le preguntaría porque permite mi descreimiento desolador mientras los demás disfrutan su opio gratuito.
Y finalmente le preguntaría, cuál será el número premiado de la super lotto.
lunes, 18 de mayo de 2009
A Benedetti
Desde el aleteo de tus libros insomnes
seguirás sonriendo tus poemas graves
y pintando con chocolate generoso
los cafés amargos que la vida nos derrama.
Seguirás prestando voz, a quienes solo tenemos sentimientos
y prestando sentimientos, a quienes solo tenemos pensamientos
y prestando pensamientos a quienes los necesitamos.
Mario, no importan los trámites oficiales de tu cuerpo
porque te trasladaste a tiempo al cuerpo esférico que nos hizo posibles
y a ti te hizo universal.
Muchas gracias por haberme dado el modo exacto en el que yo deseé decir ciertas cosas y no sabía como.
viernes, 15 de mayo de 2009
Sin remordi-miento
En muchas ocasiones es "la segunda" la autentica primera vez, siendo la primera solo el camino preparatorio. Mi mejor ejemplo es mi segunda vez, en este caso (al fin) ya refiriendome al tema que todos pensaban cuando hablé de mi "primera vez". Esto es también una prueba de como recién en la segunda se produce muchas veces lo que se espera de la primera.
Mi segunda vez fue planeada y cometida a consciencia. La primera fue un éxito imprevisto dentro de la rutina inicial de intentarlo siempre, que se instala allá por los 14 años de edad. Creo que esa cifra ha bajado ahora pero ese es otro tema que podrá tocarse más adelante. Este es un invento de papel continuo que no parece ser escaso y entonces habrá oportunidad para eso.
No se como he llegado al punto de desnudarme en público solo por seguir la moda de blogear algo. Y no encuentro un botón dentro de los varios útiles que hay, para cerrar el tema decorosamente, o uno que diga "cambiar de tema sin que nadie se de cuenta".
La primera sensación al inicio del abordaje de la segunda vez fue la certeza que no sería la última. La novedad había venido para quedarse y tendría tal capacidad de renovación que conserva su lozanía a pesar que ya no hay novedades posibles.
Las imágenes de aquella segunda vez son más nítidas que otras que surcaron mi mente hace poco relativamente, como si el tiempo se hubiera invertido y lo más cercano fuera lo más lejano y viceversa.
Será tal vez porque, aunque nadie lo sepa, ni siquiera yo mismo puedo aceptarlo, sigo en los 14 aunque los disimule muy bien, o al menos eso crea.
Alguna traviesa cana puede hablar a favor mío, como una cara con tendencia a crecer hacia arriba o el saludo reverente de los demás como yo mismo saludaba siendo parte de ellos a otro especimen nacido mucho antes.
Descubro entonces que cada vez que he dejado complacido al insaciable animal que llevo dentro, las experiencias no toman el último lugar sino que se insertan de modo tal que las primeras veces son a la vez las últimas.
Ellas están ahi, nítidas y al alcance de los recuerdos, y son la prueba de que aunque el mundo cambie mucho, no cambia tanto como para que nosotros cambiemos aquello que no cambiaremos por nada.
Creo que la segunda vez va teniendo más extensión que la primera. Otra similitud. La primera suele ser fugaz y explosiva, como la ruta repentina de un globo de jebe al que se le deja libre como al aire que contiene.
Algo similar pasa con los amores. Conozco personas que recuerdan mucho más al segundo amor que al primero. Sin embargo no me pasa eso porque fui tan precoz que no puedo ahora establecer cual fue el primero o el segundo pero tengo la sospecha que fue cuando me enamoré de la enfermera que participó de la cesárea que me expulsó a este planeta.
Esta entrada está llegando al final y no pude cambiar dignamente de tema para no dar los detalles que confiabas encontrar. Entonces los negaré sin dignidad y sin elegancia. Posiblemente los contaré la segunda vez que lo intente. Si los doy antes, en la primera, no haré mérito a esta entrada dirigida al homenaje de las segundas veces.
jueves, 14 de mayo de 2009
Empezando la cosa
Pero así como no se tiene la certeza del éxito del viaje del mensaje, tampoco se tiene la certeza del propósito de enviarlo. Si fuera vencer la soledad, no parece una buena idea por la asincronía de tiempo entre su escritura y su posible lectura. Cuando aparezca algún probable lector, el autor podría estar muerto. Si fuera dejar un legado, inmortalizar un texto, o algo parecido; sería necesario que el texto tenga un contenido digno de su misión. No es el caso tampoco.
Creo que es solo la magia de la comunicación que en este caso crea un motivo sin haberlo, aunque suene tonto decir eso porque si lo hubiera no sería necesario ni posible crearlo. Pero no encuentro otro modo de expresar la idea y en verdad tampoco estoy convencido que ella exista.
Entonces estoy escribiendo un mensaje sin motivo y sin contenido. Queda de tu parte llenar esos vacíos con el mensaje de respuesta que completará la magia y convertirá en círculo esta línea que se aventura en el tiempo y especialmente en el tuyo.